Reproducimos a continuación un magnífico artículo sobre la situación de la sanidad pública en nuestro país y que firman profesionales e intelectuales de gran prestigio.
Nos sumamos y apoyamos desde este blog todo lo que se plantea en esta tribuna en El País.
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http://elpais.com/m/elpais/2015/01/22/opinion/1421948872_811856.html
TRIBUNA
Autores: Victoria Camps, Adela Cortina, Antonio
Elorza, Santos Juliá, Javier Marías, Nicolás Redondo Urbieta, Fernando Savater,
Vicente Verdú, Enrique Costas Lombardía, Mercedes Fernández, Juan Gérvas,
Javier Rey del Castillo y Cayetano Rodríguez Escudero
El Sistema Nacional de Salud se
degrada.La sanidad pública sufre desde hace años un continuo deterioro que los
recientes recortes indiscriminados derivados de la crisis económica han
acentuado y acelerado. Ahora, tal como está, interpretada por cada comunidad
autónoma a su aire; desentendida del Estado; con una gestión opaca y escaso
afán por la eficiencia; sometida al partidismo; financieramente menguada;
escasa de inversiones que actualicen sus instalaciones y dotación tecnológica;
despoblándose de profesionales sanitarios y muy mal pagados y en gran parte
desmotivados los que quedan; debilitada en sus principios morales por las
diferencias de asistencia entre las autonomías que rompen la equidad y la
solidaridad y con unas listas de espera crecientes que causan la desafección y
el éxodo de la clase media, soporte natural e indispensable del sistema (más de
10 millones de españoles —y se prevé que el número aumente a medida que se cree
empleo— pagan ya voluntaria y espontáneamente una póliza de seguro privado), la
sanidad pública pierde progresivamente calidad y en pocos años quedará
degradada a un servicio de beneficencia, una medicina para pobres.
La degradación es oculta. Las
listas de espera, cada día más largas, embalsan y soterran la demanda desatendida
y no permiten que la sociedad perciba la demora y la precariedad de la
asistencia pública: los enfermos obviamente aislados y desconocidos entre sí
son incapaces de hacerse presentes y el número de los que esperan es, en todas
las autonomías, un dato para uso político, siempre en penumbra y manipulable. A
la sanidad pública, aunque está enferma, muy enferma, y sin tratar desde hace
años, no se le ve mala cara. De hecho, las listas de espera (ayudadas por las
peculiaridades de la atención médica) actúan como una pantalla que oculta a los
ciudadanos la verdadera situación del sistema e impide así la formación de una
opinión pública enterada y activa.
Pasividad de los políticos. Sin
una opinión pública consistente no puede producirse la presión social que en
democracia es el motor de la acción política. El velo de las listas de espera
favorece así la pasividad de los políticos. A ellos les consta que la sanidad
pública está en decadencia, pero los votantes no demandan su mejora y además
saben bien que una reforma seria del sistema exige adoptar medidas impopulares
con un muy probable alto coste electoral. ¿Correr tal riesgo por renovar un
sistema cuyo deterioro los ciudadanos no acusan ni siquiera ven? La asistencia
digna a los enfermos o el afán de justicia son bellas causas que todos los
partidos políticos defienden, pero el cuidado de los votos es siempre lo
primero. No cabe esperar que por sí mismos los políticos se muevan.
Instalada en el deterioro. En resumen, el
biombo de las listas de espera y el temor a perder votos inmovilizan a la
sociedad y a los partidos políticos y obstruyen cualquier cambio. Más aún, en
realidad blindan lo establecido e instalan así la sanidad pública en un
deterioro continuo y sordo. Sin duda, cada día estará peor, empobreciéndose
hasta que pronto pierda su núcleo más íntimo y propio, donde están la
solidaridad, la equidad, la buena medicina, la cohesión social y la justicia,
es decir, todo.
Exigencia moral. Sólo una reforma
a fondo puede salvar el sistema y sólo un acto de voluntad colectiva puede ser
el resorte de la reforma. Si el estado actual de las cosas cierra el camino
natural de la presión social es preciso abrirle otras vías.
Con tal fin presentamos este
manifiesto en el que directa y públicamente pedimos a todos los partidos
políticos que consideren la renovación del sistema una exigencia moral ya
apremiante y emprendan la reforma capaz de vertebrarlo, mejorar la calidad de
su asistencia, impedir las desigualdades territoriales, afirmar la justicia y
hacerlo financieramente viable, preparado para afrontar los compromisos de hoy
y los nuevos que sin remedio van a llegar.
Y pedimos también a todas las
organizaciones o asociaciones de profesionales sanitarios (colegios
provinciales, consejos generales, sociedades científicas, escuelas e institutos
de estudios, etcétera), sindicatos, organizaciones de consumidores, entidades
culturales próximas a la sanidad que reiteren y apoyen nuestra demanda con la
mayor publicidad posible.
Enlace web http://elpais.com/elpais/2015/01/22/opinion/1421948872_811856.html
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